Andrés sembró fiel la semilla

la mejor imagen de ofrendar a Dios

Andrés fue el discípulo que guió a su hermano Simón, un simple pescador, hacia Jesús. Al conocerse, Jesús le dio a Simón el nombre de Cefas, que quiere decir “roca”. Mientras Andrés continuó llamándose por su nombre común que significa “hombre”. Simón Pedro se encontraba mayormente en el centro de los acontecimientos, y Andrés llevaba una vida tranquila pues sólo aparece tres veces en los evangelios. No hablaba en público con elocuencia, pero era humilde y perseverante para decir a todos con quién se había encontrado: “He conocido a Cristo. Vengan a Él”. Andrés sabía cómo traer las almas a Jesús y era fiel en lo poco. Los otros discípulos llevaban a Andrés a los griegos que querían conocer a Jesús (Jn. 12).


Andrés fue un discípulo que pasaba inadvertido, y se mantenía fuera del interés popular. Pero si no hubiese sido por él, no se hubieran convertido los 3 mil en Pentecostés por la predicación de Pedro, ni se hubiese dado el milagro de los cinco panes y dos peces. Según la tradición, uno de los griegos que él guió a Jesús, fue un médico llamado Lucas, Andrés era el que sembraba en silencio. 

En realidad, el fervoroso predicador del día de Pentecostés, como el niño que entregó los panes y peces a Jesús, o el médico que escribió un evangelio y los Hechos, todos fueron fruto de las semillas que Andrés sembró. 

Si bien él permaneció al margen del interés y el elogio de las personas, Dios, quien permite segar con regocijo a todos aquellos que con lágrimas sembraron, tuvo muy presente su esfuerzo y se gozó con él al ver los innumerables frutos obtenidos por medio de su vida.



El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

2 Corintios 9:6



Tomado del Libro Tiempo Con Dios
Editor Ha Young-jo

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