El árbol de la preocupación

postal bella con versículo

Había un hombre que, al final de cada día de trabajo, visitaba un viejo árbol en el jardín enfrente de su casa. Cuando pasaba junto al árbol, extendía la mano y tocaba con suavidad el tronco y las ramas.

Lo hacía con la intensión de colgar mentalmente “sus problemas” en las ramas del árbol a fin de no llevarlas adentro a su esposa e hijos. Dejaba allí sus problemas con la suposición de que si eran importantes, todavía estarían colgando cuando saliera a la mañana siguiente. Sin embargo, muchas mañanas descubría que habían desaparecido. Por supuesto, no siempre es fácil colgar tus problemas en el árbol de los afanes. En su libro Still Married, Still Sober, David Mackenzie describe otro método práctico para recordar que podemos dejarle a Dios nuestras preocupaciones:

A fin de representar el principio de llevar a Dios nuestras oraciones, tomamos una bolsa de papel, escribimos “Dios” en ella y la pegamos con cinta arriba en la puerta de la cocina. Al orar por asuntos como mi carrera, mi papel como padre, mi habilidad para ser un buen esposo, escribía cada preocupación en un trozo de papel. Luego echaba esos trozos de papel en la bolsa. La regla era que si empezabas a preocuparte por un asunto de oración que le dejabas a Dios, tenías que subirte a una silla y pescarlo en la bolsa. No quiero admitir cuánto tiempo pasé rebuscando entre esos trozos de papel.

Usar a Dios como tu “árbol de afanes” requiere práctica, pero es una habilidad que vale la pena cultivarla. Y tus esfuerzos serán recompensados con la paz de conocer que Dios está contigo, listo para manejar tu pesada carga …si solo se lo permites.


Así que, no os afanéis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán.

Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:34

Tomado del Libro Momento de Quietud Con Dios

Entradas que pueden interesarte