El sabor de la vida

la misericordia de Dios
Despertar sabiendo que Dios sigue siendo fiel.
Casi todos seguimos una rutina cada mañana. También la hay, en relación con nuestros trabajos, y otras que toma el control después del horario laboral. Aun durante los fines de semana, existen cosas que deben ser hechas.

¿Ha llegado al punto de tenerle pavor a otro fregadero lleno de platos, otra tanda de ropa sucia, otro lavado de auto, otro césped que debe ser cortado, otra alfombra que debe ser limpiada, u otro piso por restregar? ¿Acaso habrá un fin a la “rutina” de la vida?

En realidad no hay forma de evitar la mayoría de estos quehaceres. Alguien tiene que mantener las cosas limpias y en buen funcionamiento. Pero lo que si podemos controlar es nuestra actitud hacia todo esto.

En lugar de enfatizar “lo mismo”, debemos recordar lo que dice la Biblia: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí corazón nuevo, y espíritu nuevo dentro de vosotros”(Ezequiel 36:26).

Dios nunca cambia, pero le gusta la variedad. Él desea que nos enamoremos de la vida y que estemos con los ojos abiertos en busca de nuevas posibilidades, que nuestra mente estén accesibles a nuevas ideas, y nuestros corazones a nuevas personas que encontremos en el camino.

Aun en medio de la “la misma repetición”, de la rutina diaria, Él puede traer algo nuevo, diferente y poco usual. A veces, el hecho de alterar la rutina puede ser causa de aflicción.

Pero no permitas que sacuda tu confianza en el plan de Dios para tu vida, sino que lo intensifique.

En esta mañana, comprende que, ya sea que la vida parezca ser la “misma”, o que se haya vuelto caótica, tú siempre estás cambiando. A través de ello, el Señor está agitando de continuo, nueva vida en tu interior, dándote nuevos sueños y metas, ¡y moldeándote para que el día de hoy te asemejes más a Jesús!

"EL GRAN AMOR DEL SEÑOR NUNCA SE ACABA,

Y SU COMPASIÓN JAMÁS SE AGOTA.
CADA MAÑANA SE RENUEVAN SUS BONDADES;
¡MUY GRANDE ES SU FIDELIDAD!"


Lamentaciones 3:22-23

Tomado del Libro Un Café con Dios

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