En el agitado centro de una de las grandes ciudades de Asia, quedé maravillado ante las intensamente concurridas aceras. Parecía que no quedaba lugar para moverse en medio de la aglomeración humana. Sin embargo, también daba la impresión de que todos iban a la máxima velocidad.
Me llamó la atención el sonido suave, casi como un lamento, de un trompetista que ejecutaba «Sublime gracia». La multitud parecía ignorar tanto al músico como la melodía. Aun así, él seguía tocando y entregando un mensaje musical sobre el amor de Dios a cualquiera que conociera la canción y pensara en sus palabras mientras él la ejecutaba. Pensé en esta situación como si fuera una parábola. La música parecía una invitación a las masas para que siguieran a Cristo.
Como sucede con el mensaje del evangelio, algunos creen en la sublime gracia de Dios y deciden tomar el camino angosto. Otros la ignoran, lo cual alude al camino ancho que lleva a la destrucción eterna. Jesús dijo: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:13-14).
Jesús murió para que «todo aquel» que invoque Su nombre (Romanos 10:13) encuentre perdón en Su gracia.
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13-14
Tomado del Libro Nuestro Andar Diario - Rbc Ministerio