Bienvenidos al Planeta Tierra

nada puede separarnos del amor de Dios


La semilla del pecado plantada en este mundo en el jardín de Edén, sigue dando fruto hasta éste día. En un sentido general, el sufrimiento humano es el resultado de la caída del hombre. Cuando lleguemos a nuestro hogar en el cielo, no habrá más dolor, (Apocalipsis 21:4) pero mientras vivamos en una tierra extranjera, el dolor es parte del paquete. Viviendo como extranjeros no es fácil, tenemos que aprender a adaptarnos. Por ejemplo, mi esposa Melanie, odia los mariscos, pero cuando estamos en un país asiático, donde los mariscos son la comida principal, ella tiene que aguantarse. No hay ninguna otra opción. Cuando estás en otra cultura te adaptas.

El dolor es parte de la fibra cultural de esta corta vida terrenal y ninguna cantidad de fe va a hacerlo desaparecer. En medio de aflicciones terribles, Job dijo que: “Pero como las chispas se
levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción.” (Job 5:7)
Él reconoció que la vida de un hombre es: “corto de días, y hastiado de sinsabores” (Job 14:1)

El hecho de que seamos cristianos no nos exenta de problemas. Jesús nos dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

La fe en Cristo no nos aísla de las experiencias dolorosas en nuestras vidas. Sin embargo, nos equipa para enfrentar nuestros problemas con la confianza de que su atención amorosa nos guiará en medio de las circunstancias difíciles. 

La fe raramente da respuesta al “porqué” de nuestros problemas, sino nos ofrece una respuesta de “cómo” podemos sobrevivir a nuestras circunstancias.

"¡Steve, tienes que ir al hospital inmediatamente, hubo un accidente!" Estas palabras enfriaron mi sangre. “Andrés se ha caído en su trabajo… columna rota… sangre derramada en su cerebro…” Las palabras de mi esposa fueron más allá de mi conciencia, mientras trataba de comprender lo que estaba escuchando de mi hijo. Colgué el teléfono y corrí de mi oficina al hospital.
El doctor nos dijo: -“La situación es muy seria.” - "Nuestro hospital no está preparado para manejar heridas tan extensas y de ésta naturaleza." - "¡Tenemos que llevarlo a un hospital
mejor equipado!"
A continuación nos enteramos que nuestro hijo de 20 años había caído por el hueco de una escalera en la construcción dónde está trabajando. Nos dijeron que pasarían días, antes de saber los resultados finales de sus heridas. Podría quedar paralizado o incapacitado mentalmente, aún podría morir. Estas fueron las posibilidades que nos dio el doctor en una breve conferencia, antes de irnos en el carro tras de la ambulancia que lo llevaba a otro hospital.



Lloramos en silencio mientras cruzábamos la ciudad. Muchas veces había comentado cómo cambia la vida rápidamente, pero ésto fue una circunstancia que nunca imaginé. Nos estacionamos cerca de la
sala de urgencias. Antes de salir del auto tomé la mano de Melanie. Ella me miró con ojos llorosos.


“No sabemos lo que va a pasar hoy aquí,” - le dije - “Andrés quizás no vivirá o quede parapléjico, tal vez quedará afectado mentalmente desde ahora."..."Antes de que entremos, ¿podemos estar de acuerdo en una cosa? ¿pase lo que pase con todo ésto, podemos entrar al hospital estando de acuerdo que Dios es Dios y Dios es bueno?" Melanie inclinó su cabeza, indicando que sí. Salimos del carro y entramos al hospital, tomados de las manos.
Los días que siguieron no fueron fáciles. Andrés sangró de su cerebro por varios días. Hubo necesidad de una operación de 12 horas en su columna rota. Pasamos 30 días en el hospital, seguido de 3 años de larga terapia. ¡Gloria a Dios! Mi hijo se recuperó y hoy vive una vida normal y con pocas secuelas del accidente.


Dios es bueno

“¿Por qué yo?” A veces estamos tentados a preguntar, pero la pregunta mas lógica es “¿Por qué yo no?” Los accidentes suceden, la gente queda herida y a veces se muere. Ser cristiano no previene estas circunstancias. El creer que confiar en Cristo nos protege del sufrimiento, es no entender como funciona la vida. Es una creencia errónea que causará duda y confusión cuando los problemas vienen… que sin duda vendrán.


En medio de circunstancias dolorosas, podemos tener intimidad con Dios, reconociendo una verdad importante, nuestras circunstancias no son un indicio de lo que Dios siente por nosotros. Si creemos que nuestra situación en la vida es muestra del amor de Dios para nosotros, el desánimo llegará y nos preguntaremos si Dios está ausente cuando vienen los problemas.


Pablo habló de este asunto, de cómo se relacionan nuestros problemas con el amor que Dios tiene para nosotros.
"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 8:38-39


La palabra final de Dios, lo que Él siente por ti, está revelada en la obra consumada de Jesucristo en la cruz, no por las circunstancias que quizás enfrentas. Jesús fue “varón de dolores, experimentado
en quebranto.” (Isaías 53:3)


Si tú quieres entender la actitud de Dios hacia ti, mira fijamente la cara del que fue crucificado. Quien decidió que prefería morir, que vivir sin ti. Por su propia elección, él se sometió a la crueldad de
la crucifixión por causa de la pasión divina que tenía por ti; incendió su corazón con la resolución de hacer todo lo necesario y asegurarse que tú serías de Él para siempre.


El hilo más fuerte del cordón de la verdad que sostiene a cualquier cristiano que sufre, es el entendimiento de que Jesucristo te ama, con una pasión eterna que nunca se podrá extinguir ni disminuir.


Tomado del libro "Una invitacion divina", de Steve Mcvey.

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