Los errores y la intimidad con Dios

Un famoso presidente de un Instituto Bíblico dijo una vez: “si tengo la oportunidad de volver a vivir de nuevo, no cambiaría nada de lo que hice en mi vida”. Yo me pregunté: ¿Cómo puede
alguien decir esto? ¿Cada decisión que hizo fue perfecta? No puedo hablar por él, pero yo he hecho tantas tonterías en mi vida, cosas que haría de diferente manera, si tuviera la oportunidad.

Dios perdona por amor

Hace un tiempo, cuando estábamos recién casados mi esposa y yo, decidí que tenía un llamado para ir a la ciudad de Nueva York y apoyar a un ministerio hacia los indigentes. Convencí a mi joven
esposa que esto era nuestro llamado divino y tomando “pasos de fe” empezamos a vender todas nuestras posesiones, excepto nuestra cama y el refrigerador (¡los muebles más importantes para unos recién casados!) Unos meses después, el ministerio en Nueva York rechazó nuestra oferta para servir y nos encontramos viviendo en una casa vacía por bastante tiempo.

Este es uno de los muchos errores en mi vida. No daré una lista de todos, pues van a pensar que soy un tonto. Mencioné este ejemplo de mi juventud para ilustrar que los cristianos sinceros, a veces
tomamos decisiones necias. La determinación de ir a Nueva York, no se hizo realidad, a veces realizamos decisiones arrebatadas en nuestras vidas. Seguimos nuestras decisiones y hasta después nos preguntamos ¿habremos perdido lo mejor para nuestra vida, haciendo elecciones necias?

Un día, la hermana Rut habló conmigo en la iglesia y me dijo: “Nunca he sentido una profunda intimidad con Dios. Debe ser por mi matrimonio. Me casé muy joven. No salí con otra persona.
Nuestra relación ha sido difícil en éstos 20 años de matrimonio. Había planeado ser una misionera antes de conocer a mí esposo. A veces me he preguntado si la decisión de casarme fue un error, porque fue hecha por una muchacha impulsiva, quien estaba enamorada del amor. Siempre he sentido que Dios está decepcionado conmigo porque no llegué a ser misionera”




Rut se dio cuenta que su error no le permitía experimentar lo mejor de Dios en su vida. Ella reconoció honestamente su error. Pero nunca pensó que éste error le afectaría negativamente para el
resto de su vida y que se conformaría con algo menos íntimo de Dios, siempre preguntándose: ¿cómo hubiera sido?

Esta actitud es un truco sutil del diablo para hacer que el cristiano, no experimente una profunda intimidad con Dios. Después de todo, "¿cómo podemos tener una relación íntima, cariñosa y transparente, con alguien que no puede olvidar un error que hemos cometido? ¿que siempre nos recuerda que lo que hicimos? ¿que no se puede cambiar y que nuestro error le hizo cambiar sus planes?"

La intimidad con Dios es todo un reto, si tú crees que has cometido un error irrevocable que ha provocado la desaprobación de Dios; que cuando tomaste decisiones y crees que te has equivocado en
todo; es difícil todavía tener confianza en que Dios nos dará de lo mejor. Pensamos que aunque Dios nos bendice, no será tan bueno como lo que "debiera de haber sido". Nos sentimos culpables, enfocados en nosotros mismos. Este tipo de actitud interfiere en cómo percibimos el amor de Dios para nosotros y su plan para nuestra vida.

¿Has tomado malas decisiones que crees que han cambiado lo que pudiera haber sido? Sí es así, hay buenas noticias que nos pueden liberar de este punto de vista dañino. ¡Las noticias son: que el
amor de Dios es más grande que tus errores! Ningún error que hayas cometido o pudieras hacer en el futuro, hará que Dios se salga del plan y voluntad que tiene para ti.


Tomado del libro "Una invitacion divina", de Steve Mcvey.

Entradas que pueden interesarte