Parada al borde del camino

Dios es mi santuario
- Dios es mi lugar seguro -
Un santuario es un lugar de refugio y protección, un lugar en el que puedes dejar el mundo atrás.

Los viajeros en la Edad Media encontraban pequeñas capillas levantadas a lo largo del camino. En cada una solía haber una cruz. Los viajeros podían parar en esos “santuarios” a fin de descansar y orar, recuperar las fuerzas para continuar el camino.

Nuestro mundo contemporáneo no tiene capilla al borde del camino para paradas de descanso. Sin embargo, nuestra mente y corazón todavía se cansa. Tenemos que idear nuestras propias paradas al borde del camino, no en las carreteras auténticas, pero sí en el camino de nuestra vida diaria.

Asistir a un culto de adoración en un fin de semana no nos provee en realidad de todo lo que necesitamos para sostenernos durante el resto de la semana. Por muy inspirador que sea el culto, necesitamos algo más para poder seguir adelante hasta el culto siguiente. Necesitamos paradas durante la semana, santuarios íntimos aquí y allá donde podamos parar y dejar que Dios renueve nuestra alma con su presencia.



¿Cuáles son algunos de los santuarios que podemos hallar para descansar y encontrar restauración?

- Leer las Escrituras es uno de los lugares de parada. Sumérgete en un paisaje favorito o en los Salmos.- Una pequeña lectura de devocionales.- Un buen amigo cristiano en el que confías y con el que puedes abrir tu corazón sin temor es un tipo de santuario. Puedes ganar mucho de la fe, ánimo y perspectivas de otros.- Tu propio servicio de comunión durante la semana te ofrece la oportunidad de nutrirte con la Cena del Señor.- Ir a un parque o sentarse en tu patio y leer te brinda la oportunidad de descansar, inspírate y gozarte en la creación de Dios.- Cantar en voz alta uno de los grandes himnos cristianos o cantos de alabanza te ayuda a restaurar tu gozo.

Jesús es tu ejemplo, y Él a menudo se apartaba a un lugar tranquilo a fin de recobrar fuerzas de su Padre celestial. ¡Establece tu santuario personal hoy!


Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte;
y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Mateo 4:23


Tomado del Libro Momentos de Quietud con Dios

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