Había una vez una pareja de campesinos que no se llevaban bien. Un ancho barranco separaba sus dos fincas, pero como señal de su mutua aversión, cada uno construyó una cerca del lado suyo del barranco para mantener fuera al otro.
Con el tiempo, sin embargo, la hija de uno hizo amistad con el hijo del otro, y se enamoraron.
Determinados a no mantenerse separados por la tontería de sus padres, echaron abajo la cerca y utilizaron la madera para construir un puente que cruzara la hondonada.
Es importante tomar conciencia de que como humanos que somos cometemos errores, y algunas de esas veces sin intención. Por eso, es que Jesús murió una vez por todos nuestros pecados, pasados y futuros, no estamos exentos del error. Así como el amor, la gracia y la misericordia de Dios son infinitas, y puede perdonarnos cada vez que nos arrepentimos, acercándonos nuevamente a Él, nosotros debemos mostrar a Dios en nuestras vidas, practicando el ejemplo de Jesús.
Por amor a Jesús mostremos amor a los demás. Por amor a Jesús, creemos puentes tal como Jesús lo hizo por nosotros.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Salmos 32:5
Tomado del Libro Gracia Para Todo Momento - Max Lucado