Algunas de las promesas en la Biblia fueron dichas a personas o grupos específicos, sin embargo, Jesús hizo accesibles a todo el mundo estas promesas. “Porque todas las promesas de Dios son en Él Si” (2 Corintios 1:20). Sin embargo, tienes que calificar de la misma manera que hicieron ellos para calificar mediante la fe. Una vez que conoces la promesa, no tienes que decir: “Si es la voluntad de Dios”. Una persona dice eso sólo cuando está insegura. Dios no va contra Sus promesas. Por eso es que orar la Palabra es tan importante.
Si tienes fe en Su Palabra, Dios tomará lo que parece imposible y lo cumplirá como una tarea de cada día. Él le permitió a Sara en el Antiguo Testamento y a Elizabeth en el Nuevo Testamento que tuvieran hijos cuando ellas eran estériles y ya la edad de tener hijos se les había pasado. Él permitió que María llegara a ser la madre de Jesús cuando ella era una virgen soltera. A mí me gusta la respuesta de María al ángel que le dijo que Dios la había escogido para este honor. “He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). En otras palabras, “Señor, haz lo que quieras”.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11:6
Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén.
2 Corintios 1:20
Tomado del Libro Devocional Diario de Poder - Dr. Myles Munroe