Ir al Trono antes que al Teléfono!

Algo que he aprendido a lo largo de estos años, es a tener un poco más de cuidado al momento de contar algo personal y pedir algún consejo.
Busquemos el consejo de Dios

Encontrarás buenos consejos sólo de personas que se encuentren firmes en el camino del Señor, que buscarán siempre el bien. No vayas por ahí buscando consejo de cualquiera que te cruces por el camino. Lo primero que podemos hacer, es orar, para pedirle consejo primero a Dios; y en segundo lugar, rodearse de personas que busquen a Dios, que puedan dar testimonio de eso, y si es necesario podremos ir por algún consejo o recibir alguna palabra o consejo, sabiendo de quien viene.

En mi vida he tenido muchos muchos problemas, y no he ido con ninguna persona por un consejo a la ligera. Sin embargo, hubo ciertas ocasiones en las que fue inevitable pedir ayuda a personas equivocadas, por inexperiencia visité a una persona de la iglesia, que tenía un cargo importante en el ministerio, y que al final terminó por defraudarme. No intento desacreditar a ninguna persona, pero ella no estaba en posición de ayudarme. Esto no era su culpa; ella simplemente no fue ungida por el Señor para hacerlo.


Dios no está obligado a ungir a quien no ha llamado. Algunas veces corremos hacia ciertas personas sin seguir la guía y liderazgo del Espíritu Santo, y este es el error. Cuando estemos en problemas, vayamos primero al trono antes que al teléfono. Y no estoy sugiriendo que está mal buscar consejo. Estoy sugiriendo que oremos y permitamos que el Señor nos dirija y guíe a través del Espíritu Santo. Permitamos que sea Él nuestro verdadero consejero. Sólo por que una persona haya vivido lo que nosotros estemos viviendo, o sea un amigo cercano, no significa que nos den el consejo correcto siempre. Por esta razón, ¡Oremos!

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Pide entendimiento y busca la sabiduría como si buscaras plata o un tesoro escondido. Así llegarás a entender lo que es obedecer a Dios y conocerlo de verdad. Sólo Dios puede hacerte sabio; sólo Dios puede darte conocimiento.Pr. 2:4‭-‬6


Del libro "New Day, New You" de Joyce Meyer. 

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