Hay personas que no pueden ver las bondades de Dios de cada día, sino que se quejan todo el tiempo. Se quejan por el clima, si hace calor, si hace frío, si llueve, si hay mucho sol, si tarda el colectivo, si no durmió bien, si otra persona no lo saludó, etc. Su día entero es motivo de queja.
¡Quejarse es pecado! Es una forma corrupta de conversación que causa en muchas personas gran cantidad de problemas en sus vidas. Y también le abre muchas puertas al enemigo. Las palabras son "contenedores de poder". Quejarse, estas palabras de queja llevan en sí un poder destructivo. Destruyen el gozo a las personas que se quejan y también pueden afectar a las personas que los escuchan, porque comienzan a pensar similar y se enfadan o pierden el entusiasmo.
Cuando nos quejamos de nuestra situación, permanecemos en ella; cuando alabamos a Dios en medio de la dificultad, Él nos saca de ella.
La mejor manera de comenzar cada día es con gratitud y agradecimiento. Si no te llenas de pensamientos y conversaciones con cosas buenas y agradables a Dios, él definitivamente las llenará con cosas malas. Las personas verdaderamente agradecidas no se quejan. Están tan ocupadas siendo agradecidas por las cosas buenas que no tienen tiempo para darse cuenta de las cosas por las que se deberían quejar. Alabar y agradecer es bueno; quejarse y murmurar es malvado.
Tomado de el libro "New Day, New You" de Joyce Meyer.