Emociones

Las emociones viajan 80.000 veces más rápido que sus pensamientos. ¿No es asombroso?

Esta información nos ayuda a poder entender porqué cuando algo malo pasa, sentimos emociones crudas y traicioneras, pero no somos capaces de recordar inmediatamente qué hacer o a quién llamar. Y a la inversa, es también cierto que cuando algo maravilloso pasa, estamos envueltos en el torbellino de la exaltación emocional, y en ese momento también, no tenemos la capacidad cognitiva de decidir exactamente qué hacer. Todo el pensamiento razonable y práctico llega a nuestro sistema nervioso mucho después de que la emoción se ha expresado.




La tremenda velocidad de nuestras respuestas emocionales en la vida nos ayudan a entender porqué, aún siendo creyentes conocedores de la palabra, a menudo tendemos a actuar en base a sentimientos en vez de usar los principios bíblicos. Alguien debería ponerle freno a estas emociones  
y obligarlas a someterse... Si continúas permitiendo que tus emociones te lleven a tirones por la vida, siempre dirás cosas vergonzosas, actuarás en maneras que son indignas, y nunca serás la persona que Dios quiso que seas. 

Realmente hay poco en la vida que sea de tanta importancia como asegurar el control de los asuntos del corazón.

Cuando la palabra corazón se usa, particularmente en el Antiguo Testamento, se refiere al alma, al lugar donde nacen los sentidos, las emociones y los afectos. Tu corazón determina cómo actuarás en cada situación y es el hogar de tu voluntad y de tu propósito en la vida. La Biblia avisa sobre guardar o cuidar esa parte de tu vida con la máxima atención.

Tu corazón es de gran valor para Dios y debería ser tratado como un tesoro de gran valor.


Hijo mío, atiende a mis consejos;
escucha atentamente lo que digo.
No pierdas de vista mis palabras;
guárdalas muy dentro de tu corazón.
Ellas dan vida a quienes las hallan;
son la salud del cuerpo.
Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida.

Aleja de tu boca la perversidad;
aparta de tus labios las palabras corruptas.
Pon la mirada en lo que tienes delante;
fija la vista en lo que está frente a ti.
Endereza las sendas por donde andas;
allana todos tus caminos.
No te desvíes ni a diestra ni a siniestra;
apártate de la maldad.

Proverbios 4:20-27

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