Algunas veces me asombro por lo mucho que podemos luchar en una situación antes de pensar en hablar con Dios y esperar una respuesta, escuchando y obedeciendo Su voz.
Nos quejamos por nuestros problemas, refunfuñamos y murmuramos, le decimos a nuestros amigos y hablamos de cómo desearíamos que Dios hiciera algo al respecto. Luchamos con situaciones en nuestras mentes y emociones, mientras que con frecuencia nos olvidamos de la solución más simple que hay: la oración. Y aún peor que eso, decimos la frase más ridícula conocida por el hombre: "Bueno, creo que lo único que puedo hacer es orar".
Deja que la oración sea tu primera respuesta, no el último recurso.
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16-18
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7
Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.
1 Juan 5:14
Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento
Colosenses 4:2
Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.
Marcos 11:24
Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.
Romanos 12:12