Servir con AMOR

La vida nueva es una vida de fe que obra por el amor.


La fe que obra por el amor se refiere a la creencia de que la fe no solo se trata de tener creencias, sino de vivirlas a través de acciones amorosas y justas. Es una fe que se expresa a través de la compasión, la bondad y la ayuda a los demás, y no solo en las palabras. La Biblia dice en Santiago 2:17 que "Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma". La fe que obra por el amor es una fe auténtica y verdadera que se refleja en la forma en que vivimos y tratamos a los demás. Al vivir nuestra fe de esta manera, podemos hacer una diferencia positiva en el mundo y ser un testimonio de la gracia y el amor de Dios.

La fe y las obras (Santiago 2:14-24)
14Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? 15Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, 16y uno de ustedes le dice: «Vaya en paz; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? 17Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
18Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras».
Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras. 19¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.
20¡Qué tonto eres! ¿Quieres convencerte de que la fe sin obras es estéril?2:20 es estéril. Var. está muerta. 21¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a su hijo Isaac? 22Ya lo ves: su fe y sus obras actuaban conjuntamente y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo. 23Así se cumplió la Escritura que dice: «Creyó Abraham a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia»,2:23 Gn 15:6. y fue llamado amigo de Dios. 24Como pueden ver, una persona es declarada justa por las obras y no solo por la fe.

La vida en Cristo es una vida de fe, y la fe obra por el amor. Pablo nos dice, que es por fe que andamos, no por vista. La vida nueva es una vida de fe de principio a fin. Entramos en ella por medio de la fe, permanecemos en ella creyendo. Donde no veamos esa obra de amor, podemos concluir que no hay fe, y donde no hay fe, tampoco hay vida nueva.

Somos salvos por medio de la fe; vivimos por fe. ¿Podemos concebir la fe sin amor? De ninguna manera, porque la fe que no obra es muerta en sí misma, igualmente Pablo aclara que la fe, obra por medio del amor.

Cuando queremos el aplauso y la buena opinión de los hombres, en realidad es para servirnos de esas cosas en el momento. Así que, mientras aparentamos estar preocupados para la gloria de Dios o el bienestar del prójimo, en realidad estamos preocupados por nuestra propia gloria y nuestro propio bienestar.

Mira lo que dice en Mateo 22: 34-40

El mandamiento más importante

Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos, y uno, que era maestro de la ley, para tenderle una trampa, le preguntó:

—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

Jesús le dijo:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Éste es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas.



Este pasaje nos invita a reflexionar en nuestra manera de comportarnos, ¿estamos creciendo en amor? El que no está creciendo en amor, simplemente no está creciendo; el amor resume todo lo demás. En el Señor podemos parecernos cada día un poco más a Él, si permanecemos unidos podemos dar buenos frutos.


La conclusión a la que llega Pablo en Romanos 13, es que «el que ama al prójimo, ha cumplido la ley».

Esto no es para desanimarnos, al contrario, Jesús es quien renueva nuestro espíritu y no olvidemos que sus misericordias se renuevan cada día. El amor de Dios por vos no cambia, y nada de lo que hagamos puede aumentar o disminuir ese amor.

La buena compañía nos estimula al amor y las buenas obras, y esto es cierto en muchos aspectos. La compañía de personas que comparten la fe, amables y compasivas puede tener un gran impacto en cómo vivimos nuestra vida y en la forma en que tratamos a los demás. La actitud de las personas a nuestro alrededor pueden inspirarnos y motivarnos a hacer el bien y a vivir de acuerdo con nuestras creencias y valores. Por otro lado, la compañía de personas negativas y tóxicas puede socavar nuestra fe y llevarnos a un camino equivocado. Por lo tanto, es importante rodearnos de personas que nos estimulen al amor y las buenas obras y evitar aquellas que nos alejen de ellas.

Hoy te animo a que puedas ser una buena compañía para las personas que te rodean.



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